19 abril 2016

La verdad, toda la verdad…



La mayor parte de las éticas humanas confieren un gran valor a la honradez y a decir la verdad. Pero curiosamente, no está tan claro que eso de ser siempre honesto sea una ventaja evolutiva.

De hecho, de ha visto que desde los primates, pasando por los cuervos, hasta los humanos, mentir es algo habitual y hasta necesario en muchas sociedades, sean humanas, o no lo sean.

La ciencia ficción ha tratado el tema de “decir la verdad” en algunas ocasiones. Una bastante curiosa es en la novela La máquina de la verdad de James L. Halperin, que habla de una sociedad en que es posible saber cuándo alguien miente, cosa que ha revolucionado el sistema judicial. La máquina de la verdad funciona realmente.

Otro desarrollo curioso lo encontramos en Dune, en donde las Bene Gesserit, llamadas también “decidoras de verdad”, son capaces de detectar los engaños analizando simplemente los tonos de voz, gracias a sus sorprendentes capacidades adquiridas.

Hay que reconocer que mentir da una cierta ventaja evolutiva, pero que detectar las mentiras aún la concede más grande. Una sociedad en que la mentira fuese imposible, sería una sociedad verdaderamente claustrofóbica, porque a veces las pequeñas mentiras, conocidas como las mentiras piadosas, son el aceite que engrasa las relaciones sociales.

O dicho de otro modo: ¿estamos preparados para conocer la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad? Creo que no. Ese es el planteamiento de algunas novelas sobre telépatas, como Muero por dentro, de Robert Silverberg, aunque en el fondo, en esa novela, las capacidades telepáticas no son sino una metáfora sobre la inteligencia personal.

Un ejemplo más claro de ello lo encontramos en el episodio de Star Trek. The Next Generation de la tercera temporada: “El hombre de latón” (Tin Man), en que un betazoide con grandes aptitudes telepáticas, nace con el sentido de la telepatía activado y no es capaz de desconectar, sabiendo siempre de antemano lo que piensan los demás.

Claro que los vulcanos como el Sr. Spock, mediante fusión mental, son capaces de extraer, aunque sea dolorosamente, los conocimientos de otras personas. Mejor no cruzarse con un vulcano si uno está implicado en alguna confabulación.