Correlaciones: Huracanes mediáticos
La costa este de los Estados Unidos ha sufrido recientemente
la visita de un huracán de grandes proporciones y ha dejado un reguero de
destrucción al que no estaban en absoluto acostumbrados por aquellas latitudes.
Tal ha sido la magnitud del evento, que ha llegado a
perturbar las elecciones presidenciales del país. Algunos altos cargos
republicanos afirmaron que votarían al presidente Obama (demócrata) por ser de
los pocos políticos preocupados por el cambio climático y por haber querido
adoptar medidas al respecto.
La verdad es que ni los republicanos ni tampoco Obama han
hablado en absoluto durante la larga campaña electoral acerca del cambio
climático. Ha sido más bien aquello tan típico de que "cuando veas las
barbas de tu vecino mojar, pon las tuyas a remojar". Pues eso.
Ya se habló del cambio climático cuando el Kathrina engulló
Nueva Orleans. Desde entonces ha llovido bastante y no ha habido movimientos
significativos en Washington para tomar medidas para combatir, o al menos
paliar parcialmente el cambio climático en ciernes.
Es ahora que un huracán anómalo se las hace pasar canutas a
los ciudadanos de la costa este, que tal vez se creían a salvo de este tipo de
fenómenos dada su latitud, que se empiezan a oír voces preocupadas por este
grave problema ecológico.
Sobre estos temas y sobre las triquiñuelas políticas de
Washington se habla en la novela de Kin Stanley Robinson, Señales de
lluvia ("Forty Signs of Rain", 2005). En la novela, una
gran tormenta acaba afectando a la ciudad de Washington, pero pasado un período
prudencial, los políticos parece que van a seguir haciendo oídos sordos al
problema, como si no fuese con ellos.
Y supongo que es exactamente lo mismo que va a suceder
ahora. Recogidos los cascotes y restablecida la luz, la gente olvidará el paso
del huracán Sandy y seguirán produciendo CO2 a marchas
forzadas. Tal es la naturaleza de la mentalidad humana.
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