28 noviembre 2012

Correlaciones: Huracanes mediáticos


La costa este de los Estados Unidos ha sufrido recientemente la visita de un huracán de grandes proporciones y ha dejado un reguero de destrucción al que no estaban en absoluto acostumbrados por aquellas latitudes.

Tal ha sido la magnitud del evento, que ha llegado a perturbar las elecciones presidenciales del país. Algunos altos cargos republicanos afirmaron que votarían al presidente Obama (demócrata) por ser de los pocos políticos preocupados por el cambio climático y por haber querido adoptar medidas al respecto.

La verdad es que ni los republicanos ni tampoco Obama han hablado en absoluto durante la larga campaña electoral acerca del cambio climático. Ha sido más bien aquello tan típico de que "cuando veas las barbas de tu vecino mojar, pon las tuyas a remojar". Pues eso.

Ya se habló del cambio climático cuando el Kathrina engulló Nueva Orleans. Desde entonces ha llovido bastante y no ha habido movimientos significativos en Washington para tomar medidas para combatir, o al menos paliar parcialmente el cambio climático en ciernes.

Es ahora que un huracán anómalo se las hace pasar canutas a los ciudadanos de la costa este, que tal vez se creían a salvo de este tipo de fenómenos dada su latitud, que se empiezan a oír voces preocupadas por este grave problema ecológico.

Sobre estos temas y sobre las triquiñuelas políticas de Washington se habla en la novela de Kin Stanley Robinson, Señales de lluvia ("Forty Signs of Rain", 2005). En la novela, una gran tormenta acaba afectando a la ciudad de Washington, pero pasado un período prudencial, los políticos parece que van a seguir haciendo oídos sordos al problema, como si no fuese con ellos.

Y supongo que es exactamente lo mismo que va a suceder ahora. Recogidos los cascotes y restablecida la luz, la gente olvidará el paso del huracán Sandy y seguirán produciendo CO2 a marchas forzadas. Tal es la naturaleza de la mentalidad humana.