22 octubre 2012

Correlaciones: Concentrando la luz


Cada vez hay más quejas del uso que algunos desaprensivos están haciendo de los punteros láser. Por ejemplo, se quejan los pilotos de los aviones que dicen que están hartos de tener que soportar a imbéciles que se dedican a apuntar a la cabina de vuelo desde el exterior cuando están aterrizando, con el pertinente riesgo a provocar un accidente.

Por desgracia, esto de los punteros láser se ha convertido en un triste clásico. Es normalísimo utilizarlos para molestar cuando estamos viendo una película en el cine o, peor, apuntando a los ojos de árbitros y jugadores en un torneo de fútbol, básquet o del deporte que sea.

A pesar de las advertencias que incorporan los propios punteros láser de no apuntar a los ojos porque pueden producir lesiones retinales e incluso la ceguera, vemos como cada vez su uso está más extendido. Es más, se ha pasado de los clásicos punteros de led rojo a los punteros de led verde, utilizados en astronomía, mucho más energéticos y penetrantes, es decir, mucho más peligrosos.

Esto me recuerda a un par de relatos de ciencia ficción que tienen una cierta relación con el tema de concentrar luz en un punto. Uno de ellos es un relato clásico de Arthur C. Clarke contenido en la antología, Relatos de diez mundos: “Un ligero caso de insolación” (A Slight Case of Sunstroke, 1958), en el que los hinchas de un equipo de fútbol deciden cargarse al árbitro de una manera verdaderamente original.

Otro caso parecido lo encontramos en la novela corta de Frederik Pohl “Cual plaga de langosta” (Like Unto the Locust, 1979), en que se utiliza una curiosa tecnología para concentrar los rayos y aprovechar la energía solar mediante un sistema biológico.

Aunque claro, el caso más espectacular y más cinematográfico lo encontramos en los disparos que profiere la Estrella de la Muerte de la mítica serie Star Wars. ¡Eso sí que es un puntero láser y lo demás son mandangas!