30 diciembre 2013

Correlaciones: Finalmente, serán los chinos



Este sábado China se convirtió en el tercer país del mundo tras Estados Unidos y la ex Unión Soviética en realizar un alunizaje controlado en nuestra Luna con la misión Chang'e 3, la que lleva en su interior al rover YuTu (o "Conejo de Jade" en chino).

Así describía sucintamente la prensa la llegada del rover chino a la Luna. La verdad es que no me extraña lo más mínimo. Desde que los Estados Unidos de América parece que renunciaron a la conquista del espacio, otros han tomado el relevo.

De no ser por los rusos, la Estación Espacial Internacional estaría desierta y de no ser por los chinos, la idea de volver a la Luna parece que estaba aplazada sine die. Ahora todo son prisas y parece ser que los norteamericanos quieren enviar una misión a nuestro satélite para ver cómo se comportan determinadas plantas en entornos de baja gravedad, pero no deja de parecer una excusa barata y que los ha tomado con la guardia baja.

Ya lo previó Arthur C. Clarke en sus novelas de la serie 2001. Una odisea en el espacio que los chinos acabarían pasando por delante de rusos (entonces soviéticos) y norteamericanos en la carrera espacial. Aunque como buen occidental, los condena a un cierto fracaso fagocitante (no digo nada más para no introducir espoilers).

De todas maneras, parece ser que la conquista del espacio del siglo XXI será mucho más internacional de lo que parecía que iba a ser: a Estados Unidos y Rusia, se han añadido la Unión Europea, Japón, China y la India y posiblemente no sean éstos los últimos en sumarse a la carrera espacial.

13 diciembre 2013

Correlaciones: Venimos volando



Hace unos días saltó a la red la noticia de que Amazon proyectaba enviar algunos de sus pedidos mediante drones. Supongo que la cosa no iba demasiado en serio y se trataba de crear una noticia mediante la cual se hablase mucho de Amazon ahora que estamos en plena campaña de las compras navideñas, pero lo cierto es que en todas partes existen movimientos para hacer posible esta idea.

Inmediatamente después de leer la noticia, me acordé de la novela corta “Acelerados en el instituto Fairmont” ("Fast Times at Fairmont High", 2001) de Vernor Vinge, ganadora del premio Hugo del año 2002, en la que aparecía un sistema de distribución aérea parecido al de los drones que nos propone Amazon.

No hace falta decir que no todo el mundo podría recibir un paquete mediante un drone, debido a la topología de las ciudades (calles estrechas y caóticas) y que el sistema tal vez no fuese excesivamente rentable (precio del combustible), ni mucho menos seguro. Habría que diseñar un sistema de corredores aéreos para los drones y, en última instancia, como cualquiera podría ser susceptible de recibir un paquete, me temo que la cosa se complicaría mucho.

Supongo que en ciudades extensas, de baja densidad poblacional, com amplias avenidas o incluso carreteras, el sistema sería más viable. Pero ello nos sigue dejando el punto nada baladí de la seguridad. ¿De verdad que queremos llenar el cielo de nuestras poblaciones de drones ruidosos que podrían colisionar accidentalmente con cualquier edificio o vehículo?

Yo particularmente no lo veo nada claro, pero es cierto que en muchos lugares se están preparando para lo que sería una revolución en la distribución de mercancías no voluminosas. Veremos en qué acaba la cosa.

11 diciembre 2013

El cementerio sin lápidas y otras historias negras / Neil Gaiman



El cementerio sin lápidas y otras historias negras
Neil Gaiman
Roca Editorial
214 págs.
2012


Estamos ante una interesante selección de relatos de Neil Gaiman, todos de corte fantástica y alguno con algún elemento de terror sobrenatural, aunque ninguno de los relatos da miedo de verdad. Más bien, forman parte del universo personal del autor: algunos remiten a su infancia y otros están más deslocalizados.

“El caso de los 24 mirlos” es un relato compuesto a partir de canciones infantiles inglesas, una especie de batiburrillo del imaginario de la infancia de un niño inglés supuestamente típico.

“El puente del Troll” sería un relato de terror si diese miedo (que no lo da) y trata sobre un niño que se encuentra un troll bajo un puente. Realmente trata sobre la infancia y la madurez, sobre los cambios producidos a lo largo de la vida y sobre la experiencia vital.

“No le preguntes a Jack” es un relato sin mayor trascendencia sobre un antiguo juguete abandonado en el desván de una casa.

“Cómo vender el puente de Ponti” es un original relato sobre un fraude típico similar a la historia de cómo venderle la torre Eiffel a un turista, sólo que éste está magníficamente ambientado en un mundo imaginario de corte medieval.

“La presidencia de octubre” es un diálogo imaginario entre los meses del año, homenaje a un relato de Ray Bradbury.

“Caballería” es un irónico relato sobre un caballero en busca del Santo Grial que, curiosamente acaba en manos de una ancianita inglesa que lo tiene en la repisa de su chimenea como elemento decorativo.

“El precio” es un relato sobre un gato negro capaz de mantener a ralla al mismísimo diablo.

“Cómo hablar con las chicas en las fiestas”, mi favorito, es un cuento sobre un par de chicos que acuden a la fiesta equivocada en medio de unas curiosas y peculiares “chicas”. Trata sobre la adolescencia y lo problemas de comunicación entre chicos y chicas.

“El pájaro del Sol” es una excéntrica narración de un club de sibaritas gastronómicos que viajan a Egipto para degustar lo último en ágapes fantásticos.

“La lápida de la bruja” es un bello relato sobre un chico que vive en un cementerio cuidado y educado por los espíritus de los muertos y sobre una aventura que le sucede cuando sale del cementerio.

“Instrucciones” habla sobre cómo sobrevivir a un relato fantástico cuando casualmente se cae en él como protagonista. No deja de ser una boutade del autor, aunque tiene su gracia.

En general, una interesante selección de relatos, aunque no necesariamente los mejores del autor.

10 diciembre 2013

China y la ciencia ficción



Nuevos territorios se abren para los aficionados a la ciencia ficción. En este caso, se trata de China. En este país, la ciencia ficción no estaba demasiado bien vista por el partido comunista que gobierna el país hegemónicamente. Por el motivo que fuese: quizá porque veían la ciencia ficción como un engendro puramente occidental o porque hacía pensar a la gente, lo que siempre es malo en una dictadura.

Pero fuese el motivo el que fuese, la ciencia ficción estaba bastante vetada en los ámbitos públicos chinos. Pero he aquí que la vida da muchas vueltas y que los dirigentes chinos estaban preocupados por el bajo nivel de creatividad de sus científicos e ingenieros, así que se fueron a Estados Unidos a investigar qué diferencias substanciales había entre científicos y técnicos de ambos lados del océano.

Y curiosamente, una de las diferencias que encontraron los chinos fue que los científicos norteamericanos, en importante proporción, eran grandes aficionados a la ciencia ficción. Así que, ni cortos ni perezosos, los chinos hicieron lo que mejor saben hacer: copiar lo que funciona en otras partes adaptándolo, eso sí, a la realidad nacional.

Así, hace poco ha empezado a haber convenciones chinas de ciencia ficción y esta rama de la literatura fantástica es vista con otros ojos de un tiempo para acá. Vivir para ver.