30 enero 2009

Correlaciones: Enfants terribles

Uno de esos temas que la ciencia ficción ha tratado a veces de manera fascinante es la educación de los niños. Especialmente la educación de niños "especiales", ya sea porque son conflictivos de per se, ya sea porque tienen determinadas capacidades excepcionales (inteligencia, manipulación, etc).

Uno de los primeros que me vienen a la memoria es el estremecedor "Absalón" ("Absalom", 1946) de Henry Kuttner, publicado en la recopilación Órbita de alucinación, en el que un niño con capacidades mentales especiales es capaz de manipular a su entorno. ¿Cómo se educa un niño que no conoce límites, a quien no se puede conducir y menos castigar cuando hace algo inapropiado?

Otro enfoque, algo más positivo, pero en el límite, lo encontramos en "Ojo por ojo" ("Eye for Eye", 1987), de Orson Scott Card, contenido en la antología Mapas en un espejo, en que el protagonista es un adolescente capaz de provocar enfermedades mortales en quienes le rodean.

La existencia de estos niños difíciles no siempre es producto del destino. Puede ser perfectamente buscada. Tal es el caso de El juego de Ender (Ender's Game, 1985), también del escritor de Orson Scott Card, en que unos niños superdotados geniales son entrenados para asumir funciones militares para derrotar a un peligroso enemigo de la Humanidad.

Finalmente, con un enfoque claramente positivo y mucho más utópico, tenemos "Los primeros hombres" ("The First Men", 1960), de Howard Fast, publicado en la antología El filo del futuro, en que se desarrollan las tesis roussonianas de que el hombre es bueno por naturaleza y que es la sociedad quien lo corrompe, aplicando estas ideas a la educación de niños superdotados.

El problema siempre suele ser la autocontención. ¿Cómo enseñar disciplina a un niño que no puede ser castigado o cuyas rabietas pueden poner el peligro a todos a quienes rodea? No es algo muy diferente a lo que nos encontramos hoy día, en que el niño se ha convertido en un ser poco menos que sagrado al que no se puede corregir ni forzar. Y claro, así salen...

2 Comments:

At 10:05 p. m., Blogger Unknown said...

Se te olvidó el clásico por excelencia:
Es una buena vida, donde el niñato funde todo el planeta excepto su puebol.

 
At 1:44 p. m., Blogger Jose Antonio del Valle said...

Se te olvida el clasiquísimo por excelencia, el niño Jesús. Y no estoy de coña, lee los evangelios apócrifos:

http://www.escolar.net/foro/viewtopic.php?t=1772&sid=287cb3653d8272d954d23b391eee9a06

 

Publicar un comentario

<< Home