19 agosto 2008

Pues Babel era 17

Al parecer, el argumento central de la novela de Samuel R. Delany, Babel 17 (Premio Nebula, 1966) no era tan de ciencia ficción, sino que tenía más parecido con la realidad del que pudiéramos suponer inicialmente.

Sin llegar al extremo de la novela, en que un bando combatiente en una guerra interestelar desarrolla un lenguaje como arma que, al ser aprendido te convierte automáticamente en uno-de-los-otros, ahora un estudio demuestra que el lenguaje tiene ciertas y curiosas repercusiones en la personalidad.

Concretamente, David Luna (Baruch College), Torsten Ringberg, y Laura A. Peracchio (Universidad de Wisconsin-Milwaukee) han estudiado grupos de mujeres bilingües (español-inglés) y han descubierto que la personalidad de los sujetos estudiados cambia perceptiblemente en función de la lengua que usan.

¿Fascinante, no? Algo parecido sucedía también en Los lenguajes de Pao de Jack Vance, en que en función del tipo de lenguaje que hablaban ciertos grupos, tendían a ser guerreros o burócratas.

No creo en el determinismo lingüístico, pero sí en las profundas conexiones existentes entre el lenguaje y la personalidad. A fin de cuentas, ambos son fenómenos o procesos derivados y producidos por y en el cerebro. No debiera sorprendernos que estén conectados.

Así pues, las personas bilingües o directamente políglotas, no sólo utilizan diferentes partes del cerebro en función de la lengua que utilizan cuando hablan o piensan, sino que incluso ello les modifica la personalidad.

Como hecho anecdótico, yo que soy bilingüe catalán-castellano os puedo jurar que soy incapaz de discutir en catalán. Y no porque no tenga recursos lingüísticos para ello: es que no me sale. Y no se trata de un problema de diglosia. Simplemente, no me sale discutir en catalán.

Asimismo, ni disfruto de la misma manera la poesía catalana o la inglesa que la castellana. Parece como si fuesen procesadas en "áreas" cerebrales ligeramente distintas. Tal vez no sea un fenómeno directamente ligado el lenguaje, sino al aprendizaje, pero no deja de ser curioso.

En el caso de las mujeres hispano-inglesas se autocalificaban como más enérgicas y decididas cuando hablaban en castellano. Asimismo, la percepción que tenían de los anuncios publicitarios variaba notablemente en función de la lengua en que los escuchasen.

Tal vez exista la campbellización límbica (Mercaderes del espacio, Prederik Pohl & Cyril Kornbluth), pero tendrá que aprender idiomas. Así que, ya lo sabéis, publicistas, otro factor a tener en cuenta a la hora de desarrollar estrategias para comernos el coco a los consumidores...

1 Comments:

At 1:56 p. m., Blogger francissco said...

Me encanta leerte aunque no postee por aquí, amigo Yarhel, por la curiosidad múltiple que tienes y la continuidad.
A propósito de ese estudio, a mí también me suena, pero no tengo ni pajolera idea de donde, a ver si pudieras decirme por donde cae...Por cierto que envidia esa vitalidad blogera durante años, quien la tuviera...

 

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