28 agosto 2008

Correlaciones: Zoología ficción

En 2008 se cumplen los 250 años en que el sueco Carl von Linné, apodado el príncipe de la botánica, inventó la nomenclatura binomial con que se bautiza en la actualidad a las especies vegetales, animales y demás cosas vivas.

Ahora bien, ¿quién decide qué nombre se le pone a cada cosa? En principio su descubridor, que debe seguir un protocolo establecido hasta que dicho nombre es reconocido por un organismo internacional.

Alguien dijo una vez que la zoología es el arte de insultar a los animales en griego y en latín y su parte de razón tenía, porque algunos de los nombres que se les ponen a ciertas especies, bordean el delito. ¿A quién se le ocurrió ponerle Scrotum humanum a una especie de dinosaurio?

Me gustaría citar algunos casos curiosos de nomenclatura biológica relacionados con la fantasía y la ciencia ficción. Igual que a los niños se les pone Maya (por la abeja), Anakin (por Skywalker) o Xena (por la princesa), ¿por qué iban a salvarse los pobres animalicos?

Así, existe un simpático ácaro australiano que debe poseer unas cualidades extraordinarias, porque fue bautizado con el siniestro nombre de Darthvaderum greensladeae. Posiblemente habite en el reverso tenebroso de la Fuerza.

Siguiendo con los siniestros bichos australianos, una araña que vive en completa oscuridad en las cuevas, recibió el bonito nombre de Draculoides bramstokeri (por Bram Stoker, el autor de Drácula).

También tenemos a un crustáceo del Caribe, al que se le dio el nombre de Godzillius robustus, que tiene una cierta similitud, además, con Godzilliognomus frondosus, aunque no seré yo quien vaya a escrutar sus diferencias morfológicas.

Pero uno de los filones más explotados es, sin duda alguna, Tolkien y su Señor de los Anillos. Así, tenemos un hexápodo que habita en las cuevas de Castellón y de Tarragona que se llama -como no- Gollumjapyx smeagol. Mide dos centímetros de longitud, es transparente y al parecer es un feroz depredador. Pobrecito Smeagol...

Continuando con los seres siniestros nacidos de la pluma de Tolkien, también existe una Nazgulia petiolata, que es una especie de avispa parásita de lo más enternecedora.

Incluso algunos escritores de género tienen su homónimo en el reino animal. Por ejemplo, Arthur C. Clarke (Serendipaceratops arthurcclarkei) o Terry Pratchett (Psephophorus terrypratchetti). Por cierto, por si os interesa, el animal dedicado a Clarke es un dinosaurio y el de Pratchett, una enorme tortuga extinta. Si ya lo digo yo que la ciencia ficción se está convirtiendo en una pieza de museo...