24 enero 2008

Extinciones

Uno de los temas más recurrentes de la ciencia ficción son las extinciones, con una especial predilección por los cataclismos que ponen al borde de la extinción a la raza humana. Son las también llamadas “novelas del fin del mundo”, aunque más propiamente deberían llamarse “novelas del fin del Hombre”.

Algunos, se han convertido en verdaderos clásicos, como Soy leyenda, de Richard Matheson, La Tierra permanece, de George R. Stewart, Barbagrís, de Brian W. Aldiss, Cronopaisaje, de Gregory Benford o El árbol familiar, de Sheri S. Tepper.

Tal vez uno de los cantos más bellos a la extinción de una cultura o raza, sean algunos de los relatos que componen las Crónicas marcianas de Ray Bradbury, en especial los relatos “Vendrán lluvias suaves” (“There Will Come Soft Rains”) y “El pícnic de un millón de años” (“The Million Year Picnic”).

Por desgracia, el término “extinción” está tan al orden del día que ya casi nadie le hace caso. Una noticia de hoy mismo: ha muerto la última nativa de Alaska que hablaba la lengua eyak. No sólo extinguimos plantas y animales, sino incluso culturas. Según la UNESCO, hay unas 3.000 lenguas amenazadas de muerte, casi la mitad de las que se hablan.

Es cierto que la extinción es un proceso natural en la evolución, pero supongo que ello no representa consuelo alguno para quien se extingue. Tal vez los próximos seamos nosotros. La semana que viene se nos acercará un asteroide que mide entre 150 y 600 metros. Parece que no hay riesgo de colisión, pero jugamos a una lotería cósmica y, a diferencia de las loterías clásicas, aquí siempre te acaba tocando el premio gordo si esperas el suficiente tiempo.

Hay un par de libros científicos que tratan este tema de manera muy interesante. Uno es Las amenazas de nuestro mundo, de Isaac Asimov. El otro, Un punto azul pálido, de Carl Sagan. Recomiendo su atenta lectura a todos los interesados en el tema.