12 diciembre 2006

Correlaciones: De grandes hermanos

Me resulta bastante alucinante contemplar cómo desde hace unos cuantos años hay en la televisión un programa que se llama Gran Hermano. No discuto el contenido, su posible calidad, ni la conducción del programa. Como tampoco lo sigo, me parece que no soy la persona más indicada para ello.

Lo que me sorprende de verdad es el título. Sacado de 1984 de George Orwell, hemos convertido una figura siniestra y omnisciente, una verdadera pesadilla del absolutismo es un fenómeno televisivo más o menos simpaticoide. Nunca dejará de sorprenderme hasta qué punto el dinero es capaz de subvertir el arte de una manera tan grosera.

He leído recientemente dos relatos en los cuadernos Artifex Tercera Época que me han recordado mucho a este programa. Ambos son de escritores españoles conocidos y ambos destilan una cierta mala leche. Supongo que la temática no es para menos.

El primero es “200” de Santiago Eximeno, que nos describe un mundo en que ciertos seres humanos son tratados como animales, enjaulados y ofrecidos a las fieras como en un circo romano. Pero este panem et circensis es, como no podía ser de otra manera, un espectáculo televisado. El relato produce una sensación de opresión difícil de olvidar.

El otro relato es “Huitzilopochtli Tonight” de Alejandro Carneiro, que describe directamente un programa como Gran Hermano desde una perspectiva mucho más salvaje y sarcástica. En este show televisivo, culmen de la estupidez y de la insensibilidad humana, los concursantes son sacrificados en un rito de corte azteca. Y, por supuesto, hay verdaderas bofetadas para asistir como concursante.

Ambas visiones de la realidad son claramente sesgadas, pero en eso consiste la ciencia ficción, ¿no?: en ofrecer una visión distorsionada de la realidad que nos permita ver el presente o el futuro inmediato con una mayor claridad, ya sea aumentando las características que se quiere resaltar, ya sea distorsionándolas para que llamen más la atención.

¿Hasta dónde llegará la televisión para mantener nuestra atención? La batalla es ardua. Según recientes estudios, los medios digitales ya superan, y no sólo entre la gente joven, a los medios clásicos como la televisión o la radio en preferencias. Supongo que mucha gente está cansada de una realidad predigerida y prefieren lanzarse a la aventura de construirse un mundo a su medida.

No es que en internet las cosas estén menos predigeridas, claro, pero la variedad es mayor y, en consecuencia, la sensación de mayor libertad también es más palpable. No obstante, en una era de globalización de la información, es cada vez más difícil encontrar cosas originales, ni en la televisión, ni en la red de redes. Nil novum sub sole?