14 junio 2006

Nuestra perdición

Para los que no vivimos en una gran ciudad, acceder a las últimas novedades bibliográficas -sobre todo si se trataba de libros de literatura fantástica- era harto difícil. Tal es mi caso. No obstante, con el advenimiento y auge de internet, se abrió una puerta para nosotros que era la venta a través de una web.

Pero seguían existiendo inconvenientes. El más importante era que si no vivías en una ciudad, el transporte o era muy costoso o muy lento y siempre acababas siendo el último mono de la cuerda. Y para mayor inri, no se molestaban demasiado en disimularlo. Así, comprar en las webs de las grandes superficies me dejaba un cierto regusto amargo. Eso cuando no tenías que escribir mails o llamar directamente por teléfono para reclamar parte de un pedido.

No entiendo que cueste tanto hacer las cosas bien. A fin de cuentas, no es tan difícil y es un negocio, no un servicio de beneficencia, a pesar de lo muy necesitados que estamos de carnaza la mayor parte de los frikis del fandom.

Afortunadamente hace un tiempo surgió una magnífica iniciativa, inicialmente ligada a Cyberdark.net y posteriormente -tras el cierre- independizada de éste, que es la Tienda. El autor de esta iniciativa fue David Fernández, alias el Cyber, ayudado por Lali, que es la que ha acabado llevando la Tienda.

La Tienda ofrece un estupendo servicio, tanto en diversidad de títulos como en rapidez en la adquisición de los títulos faltantes y, lo mejor, te tratan bien aunque vivas en el quinto pino. El servicio de transporte (MRW) es excelente, al menos en donde yo vivo y si el pedido supera una cierta cantidad, los portes te salen gratis.

Para la gente que vive en una gran ciudad y tiene la suerte de poder ir de compras y hojear los libros, supongo que el servicio no le supone tanta novedad ni es de tamaña utilidad, pero para los que vivimos alejados del mundanal ruido, ha sido nuestra bendición.

O nuestra perdición, porque algunos nos dejamos verdaderas fortunas en libros que, antes, dada la dificultad en conseguir los títulos, nos estaba vedado. En fin, todos salimos ganando cuando las cosas se hacen bien. Enhorabuena. Mientras, las estanterías de mi casa chirrían por el peso creciente que tienen que soportar...