13 junio 2006

Correlaciones: Longevos

El otro día recibí en casa la periódica visita de los Testigos de Jehová, que nos traen solícitos sus maravillosas revistas a fin de convertirnos a la verdadera fe. Dado que mi madre, lejos de hacer caso de mis sabios consejos y decirles que somos adoradores del diablo, encima les da conversación, la costumbre se ha convertido en rito y no hay manera de deshacerse de ellos. En fin... Eso sí, alguna ventaja tiene, porque ojeando su revista (sí, me da morbo) me ha dado la idea para el actual Correlaciones: la longevidad.

La larga vida es un tema recurrente en la ciencia ficción, más en una época en que los adelantos de la tecnología biomédica han permitido alargar la vida de los seres humanos hasta puntos inimaginables hace unos siglos. Y, de hecho, la tendencia supongo que seguirá incrementándose con el paso de las décadas.

Recientemente hubo una cierta polémica en España a raíz de la información de que se habían almacenado en un banco privado de células madre, los restos de sangre del condón umbilical de la infanta Leonor. Al parecer, estas células podrían permitir en el futuro desarrollar tratamientos terapéuticos muy útiles en la cura de enfermedades.

Sin duda, la longevidad y todo lo relacionado con ella es un tema de actualidad. Hace unos años, algunas compañías biotecnológicas investigaban en un remoto valle del norte de italia el genoma de sus habitantes que, al parecer tenían una media de vida muy superior al de la media.

Noticias como éstas serán cada vez más frecuentes. Cada dos por tres saltan a los medios de comunicación noticias sobre tal o cual descubrimiento de un gen que regula una proteína responsable de determinados efectos y la longevidad y la cura de enfermedades están en la búsqueda prioritaria de las grandes compañías farmacéuticas y biotecnológicas.

Es posible que en un futuro no muy lejano lleguemos al nivel de vida descrito por Asimov en algunas de sus novelas del Ciclo de los Robots (Bóvedas de acero, El sol desnudo, Los robots del amanecer, Robots e Imperio), en que los espacianos, es decir, los humanos que viven en otros planetas diferentes de la Tierra, han eliminado las enfermedades y gracias a ello y a la eugenesia, alcanzan esperanzas de vida de varios siglos.

La ciencia ficción ha tratado el tema de muy diversas maneras. Por un lado, se ha cuestionado acerca de la calidad de vida que tendrían los seres humanos centenarios. Ello puede verse en dos magníficos relatos: "El muro del trillón de euros" de César Mallorquí y "Flores de invernadero" de Mike Resnick.

Otra de las temáticas es el precio que hay que pagar para conseguir esta longevidad. En este campo me gustaría destacar dos narraciones muy diferentes pero con enfoques similares. Por un lado, la magnífica novela de Norman Spinrad Incordie a Jack Barron; por el otro, uno de los grandes relatos de Robert Silverberg: "Trasplante obligatorio".

Es evidente que la ciencia ficción es muy rica en analizar el tema de la longevidad, porque en el fondo encubre uno de los grandes temas que la Humanidad siempre ha soñado y que a veces pueden llegar a atormentarla: la inmortalidad. A fin de cuentas, somos mortales y es la muerte la que nos define en última instancia, pero toda nuestra sociedad moderna parece planteada para tratar de hacernos olvidar la muerte y una de sus puertas de entrada: la enfermedad.

1 Comments:

At 10:29 p. m., Anonymous Anónimo said...

Hola, ¿crees que nos podrías decir que número de ¡Despertad! o La Atalaya le dejaron los Testigos de Jehová a tu madre y que te sirvió de inspiración para esta entrada?

De antemano te doy las gracias,

Fernando

 

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