25 abril 2006

¿Somos Borg?

Los temibles Borg de Star Trek son unos peligrosos cyborgs, esto es, mitad humanoides, mitad máquinas, con una mentalidad colectiva y una pasión casi absoluta por asimilar nuevas tecnologías: son consumidores terminales. ¿Estremecedor, verdad? Bueno, me pregunto si los seres humanos no seremos un poco borgs a estas alturas...

Veámoslo fríamente. Es cierto que la inmensa mayoría de nosotros no tenemos implantes cibernéticos en nuestros cuerpos, pero estamos cerca de ello. A ver, que levante la mano el que no tenga teléfono móvil. Este pequeño dispositivo, se parece cada vez más a un PDA, amén de permitirnos hablar con todo el mundo que conozcamos y que también tenga móvil (o sea, con casi todos los que conocemos).

No podemos vivir sin televisión, video consolas, ordenadores... que ocupan buena parte de nuestro tiempo ordinario de trabajo y de ocio. Además, tenemos ese otro dispositivo tiránico, que no por sencillo deja de tener una efectividad demoledora: el reloj. Éste marca el ritmo de nuestra vida y gobierna nuestras actividades de manera inexorable.

Nuestra sociedad se colapsa si falla el fluido eléctrico: perdemos los electrodomésticos, mucha gente la posibilidad de cocinar alimentos, el agua corriente, los ascensores, el alumbrado, en fin, una catástrofe. No podemos hacer vida normal sin electricidad. Eso por no hablar de la industria.

¿Y qué me decís de internet? Para los que nos hemos acostumbrado a trabajar con la web y el mail, el día que va muy lenta o, simplemente, no va es como si nos hubiesen lobotomizado parte de nuestro cerebro: no podemos acceder a conocimientos y servicios a los que nos hemos habituado.

Nuestro sistema global de vida necesita de telecomunicaciones, entre las cuales están las redes de satélites (telefonía, televisión, información meteorológica, internet) sin las cuales nuestra civilización volvería a la era preinformática.

Nuestra dependencia de la tecnología es enorme. Nuestro sistema sanitario prácticamente es incapaz de realizar diagnósticos o intervenciones quirúrgicas sin TAC's, RMN's, electrocardiogramas y todo tipo de sensores y maquinarias. Al menos en occidente, si les dijésemos a los médicos que volviesen a los años 40 del siglo XX, muchos no sabrían qué hacer. Y otro tanto se puede decir de los mecánicos, los contables, los policías, la industria, la hostelería...

¿Y qué me decís del automóvil? ¿Y del avión? Se habla mucho de la revolución informática, pero la verdad es que la revolución de los transportes ha sido casi tan espectacular como esta última. ¿Qué familia mínimamente acomodada no dispone de un coche o de una moto? ¿Quién (salvo los acrofóbicos) no ha tomado nunca un avión?

Además, existe una tendencia general a consumir cualquier nueva tecnología en cuanto aparece en el mercado. ¿Qué se comercializa un nuevo sistema operativo? La gente se lanza a la tienda, abalanzándose sobre él. ¿Qué aparece una nueva vídeo consola? ¡A por ella! ¿Una nueva generación de móviles que envían imagen y sonido? Pues a qué estamos esperando...

De acuerdo, el homo sapiens ha sido definido también como homo faber y como homo tecnologicus pero, ¿seguro que no somos Borg?