23 febrero 2006

Ho Melas...

Comentaba Julián Díez recientemente que consideraba que el relato "Los que se alejan de Omelas" (The Ones Who Walk Away from Omelas, 1973) de Ursula K. LeGuin era uno de los más paradigmáticos de nuestra época, porque describe a la perfección nuestro modo de vida.

Con esto supongo que quería decir que para que unos vivan en la opulencia o, como mínimo, bastante bien y sus preocupaciones sean quién ganará la liga o si han ganado unos kilitos de más, tiene que haber otros que se mueran de hambre y a quienes les lluevan las bombas, cuya principal preocupación sea sobrevivir hasta la siguiente salida del sol.

Parece que una de las principales premisas sobre las que se basa el capitalismo ultraliberal, que no cree en crecimientos sostenidos y para quien política y economía son exactamente lo mismo, es decir, lo mismo que lo segundo, es que para que unos disfruten otros deben sufrir. Vaya, un juego de ganancia nula: lo que gana uno lo pierde otro.

De hecho no tendría porque ser así. La tecnología y el uso racional de los recursos deberían bastar para que todo el mundo tuviese un nivel digno de vida. Pero claro, que se lo digan a los que dirigen la economía desde sus poltronas, que se partirán de risa.

El relato de LeGuin va en esta dirección. Un mundo idílico y maravilloso, una utopía perfecta, que descansa sobre una curiosa pero conocida piedra angular: el sufrimiento de un individuo, por lo demás, completamente inocente.

¿Aprenderá algún día nuestra sociedad occidental que el mundo es algo más que un juego de ganancia cero? ¿Entenderemos que la civilización no puede sustentarse en un principio tan injusto y tan inestable a largo plazo? Eso me pregunto yo. Mientras tanto, entenderé que haya gente que se aleje de Omelas...

1 Comments:

At 8:20 p. m., Blogger Errantus said...

Tema este que a Leguin le preocupaba (no sé si actualmente lo siga haciendo), como se puede ver en Urras, que las clases marginadas parecen inexistentes.

 

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