12 enero 2006

Prendas inteligentes

El otro día escuché con interés por la televisión la noticia de que en una universidad española se han diseñado una serie de tejidos especiales que permitirán la confección de prendas inteligentes. De momento, la cosa no pasa de la posibilidad de poder escuchar música con ellas, ya que los mandos están integrados en el propio tejido al ser éste conductor. Pero en el futuro hay previstas otras aplicaciones más espectaculares, como aportar calor de determinadas partes del cuerpo a través de los tejidos o incluso que éstos puedan cambiar de color.

La idea no es nueva. Algo muy parecido (e incluso más sofisticado) ya lo propuso Esther Dyson (hija del célebre astrofísico Freeman Dyson, el de las esferas Dyson) en su interesantísimo libro Release 1.0.

Sin embargo, la ciencia ficción ya se adelantó a todos ellos con bastante antelación. Baste recordar las prendas inteligentes de Vermilion Sands de J. G. Ballard o las casas que se adaptan al estado de humor de sus inquilinos del mismo libro. La verdad es que los relatos en sí resultan a veces estremecedores, ya que cuando las emociones se desbordan, los tejidos y las paredes también lo hacen.

En Vermilion Sands todo el mundo parece adaptarse a los sentimientos humanos (las estatuas, las plantas, las prendas de vestir, las casas...) y esto no es una posibilidad tan remota. Ya sea mediante detectores químicos que identifiquen nuestras feromonas, ya sea mediante sensores que permitan "auscultar" nuestras pautas encefalográmicas, la tecnología acabará haciendo posible, tarde o temprano, todas estas ideas.

Pronto veremos una nueva generación de prendas con materiales diseñados que cambiarán de color en función de la temperatura o la humedad de nuestra piel, según las condiciones ambientales o a placer. Tampoco me extrañaría que los futuros modistos de los nuevos materiales jugasen con provocadoras transparencias de mayor o menor grado en función de determinados parámetros y que la moda entrase también dentro del reino de la alta tecnología.

Uno de esos muchos casos en que la ciencia ficción se adelantó a la realidad...