26 diciembre 2005

Visto y no visto

Vivimos tiempos interesantes de cambio lo que, según la sabiduría china, es una maldición. Ello se debe al continuo cambio tecnológico a que nos vemos sometidos y, muy especialmente, al cambio de formatos de información, como la inminente TDT (Televisión Digital Terrestre).

Uno de los temas de actualidad son los futuros formatos de los discos DVD para la televisión de alta definición y la guerra comercial en ciernes sobre los dos formatos más bien posicionados. Sorpresas chinas a parte, me temo que nos encaminamos a otra confrontación en la que saldremos perjudicados todos los consumidores. Me explico:

Hace muchos años ya se produjo una situación similar entre los sistemas de vídeo 2000, Beta y VHS, en que acabó imponiéndose este último. Por suerte, la mayor parte de los usuarios no tenían muchas películas en los formatos perdedores, con lo que las molestias, si bien existieron, no fueron catastróficas.

Con la aparición del Compact Disc, todos aquellos poseedores de discos de vinilo, debieron desterrar sus preciadas posesiones al olvido y pasarse al CD. Otro tanto con las cintas de cassette.

Ahora, lo mismo nos está sucediendo a los que tenemos cintas de vídeo VHS: tenemos que plantearnos el pasarlas a DVD, con el coste económico y en horas que ello representa.

Para ayudarnos en la labor, las productoras cinematográficas han decidido sacarse de la manga algo fantástico que son las ediciones especiales de las películas. Así, no sólo nos ofrecen el producto que ya teníamos en VHS en el formato DVD, sino que le añaden unas cuantas escenas más y unas pocas entrevistas y reportajes y nos lo venden el doble de caro. No es mal negocio, desde luego.

Lo que ya empieza a mosquearme es si esta estrategia parará algún día. ¿Serán totalmente compatibles los nuevos formatos DVD de alta definición con los antiguos o nos obligarán dentro de unos cuantos años a volver a comprarlo todo por tercera vez?

Supongo que la vaca hay que exprimirla pero sin llegar a secarla. Por si las moscas, a mí que no me vengan en el futuro con los libros digitales de papel electrónico. Menda seguirá conservando como oro en paño sus ejemplares sobre papel, que no necesitan de ninguna tecnología especial para leerlos y que están a salvo de los periódicos cambios de formato a que la industria cultural nos somete tan a menudo...